La meditación es una de las técnicas más antiguas y extendidas en el ser humano. A través de ella dejamos que nuestra mente se relaje, descanse y se recargue de energía para seguir avanzando en el crecimiento. Pero si para los adultos es absolutamente beneficioso que, de forma habitual, practiques la meditación, también resulta ser una de las mejores medicinas para los más pequeños.
A veces tenemos la falsa creencia que los niños no pueden acceder a según que prácticas porque son sólo eso: niños. Pero nuestros pequeños tienen una capacidad ilimitada de comprensión, además son como esponjas que todo lo asimilan, convirtiéndolo en una práctica de lo más beneficiosa para el resto de su vida. Pero no olvides nunca que las mejores lecciones siempre se dan con el ejemplo, así que vamos a practicar todos juntos. Unas técnicas de lo más sencillas te ayudarán en esta tarea.
Elige un paisaje bonito. Aunque vivamos en la ciudad, podemos trasladarnos al campo, a un parque alejado del mundanal ruido, a la playa, a la montaña… Sentaros para dejar vuestros ojos libres mirando aquello tan hermoso que aparece ante vuestra mirada. Guardar silencio y permitirle a la mente descansar, sin preguntas, sin dudas, sin recuerdos… Sólo pura mirada.
En ese estado meditativo nuestro cuerpo,segrega seratonina y el sistema nervioso parasimpático reduce el estrés como si se detuviera el tiempo y nuestro cerebro se quedara en quietud total.
Aprender a respirar es fundamental para la vida humana, pero lo hacemos de forma mecánica, inconsciente, es un aprendizaje que ya viene intrínseco en nuestra propia existencia y apenas reparamos en ello. Pero si somos capaces de conectar con este hecho, verás como la vida parece desacelerarse.
La respiración consciente consiste en observar, con detenimiento, la inspiración y exhalación. Sentir como el oxígeno entra en nuestros pulmones, a través de la nariz, y sale por la boca vaciando de “malos aires” nuestros pulmones.
Una de las características principales de la infancia es la curiosidad. Ante aquello que no conocen los niños quieren saber más. De hecho no serán pocas las veces que te han bombardeado con sus continuos ¿por qués? Ahí tenemos otro filón para animarles a meditar y relajarse.
En nuestras salidas al campo, por ejemplo, son muchas las especies animales y vegetales que no vemos en nuestro día a día, así que anímales a que cojan una hoja de un árbol, por ejemplo, y la observen detenidamente: la forma, el color, las venitas que la componen…y las diferencias que encuentran con otras hojas de su alrededor.
Los mandalas son esos dibujos que, en la mayoría de los casos están compuestos por figuras geométricas o imágenes de la naturaleza. Está comprobado que el mundo del arte es fundamental para que los niños desarrollen su parte creativa e imaginativa, pero además también les ayuda a relajarse.
Combinar colores, buscar una forma común o crear una imagen a nuestro libre albedrío, es beneficioso para los niños, y también los adultos, ya que les ayuda a concentrarse a través de las líneas y formas que nos ofrecen los mandalas.