Cuenta su hijo Víctor Manuel, en un artículo de la Revista El Hogar tomado por la Revista de Instrucción Primaria en 1928, titulado "Un Héroe Anónimo", un echo heroico de su parte.
En una mañana nublosa de 1864, conduciendo La Porteña, luego de...
Cuenta su hijo Víctor Manuel, en un artículo de la Revista El Hogar tomado por la Revista de Instrucción Primaria en 1928, titulado "Un Héroe Anónimo", un echo heroico de su parte.
En una mañana nublosa de 1864, conduciendo La Porteña, luego de pasar la estación de Flores hacia el centro, unas nubes bajas creaban una espesa niebla, difícil de penetrar con la vista. Con el silbato rasgaba el silencio de la campiña al no tener buena visibilidad, sabiendo que detener el tren requería de por lo menos 5 cuadras. De pronto, al descorrerse por unos segundos la intensa niebla ve unas figuras sobre los rieles a unos 50 metros, da la orden de detener el tren y el fogonero aprieta los frenos, cuando alcanza a ver a un niño y a un perro
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